La Migración
El grupo azteca o mexica fue el que mayor
desarrollo había alcanzado hasta inicios del siglo XVI. Los aztecas no eran autóctonos
del centro de México. Antes de establecerse definitivamente en Mexico-Tenochtitlan
pasaron un par de siglos buscando lugar apropiado. Eso no sucedió en tiempos remotos,
sino en un lapso comprendido entre los siglos XII y XIV. Procedían de la periferia de
Mesoamérica, de un lugar llamado Aztlán. Siguieron un itinerario, estableciéndose
temporalmente en diversos puntos de su recorrido.
Aztlán era una isla situada en una laguna, en la
que vivían los aztecas o mexicas: los atlacachichimecas, como se llamaban entonces. Eran
tributarios de los Aztlánecos, señores de la tierra. Para subsistir y pagar sus tributos
pescaban, cazaban y recolectaban especies vegetales y animales del lago. Pero también
eran agricultores. Sembraban en "camellones " que construían en la isla. Cuando
no soportaron ya mas las cargas tributarias que los otros les imponían, decidieron
abandonar Aztlán e ir en busca de otra tierra que, según los aztecas mismos, les había
sido prometida.
Nunca se ha podido saber dónde estuvo situado
tal lugar, cuya identificación no solo tendría interés geográfico, sino que, como
veremos, localizado en el tiempo y en el espacio, resulta una de las claves principales
para la reconstrucción completa de la ruta. Así sabríamos muchos pormenores de los
hechos históricos acontecidos durante la migración y tendríamos una idea más certera
en torno a los orígenes y la cultura que portaron aquellos mexicas que tanta importancia
tuvieron en el mundo mesoamericano.
Sobre la localización de Aztlán se han
desarrollado muchas y diferentes conjeturas, a través de las distintas etapas del
desarrollo histórico de México. Ideas que han sido determinadas por diversos intereses y
particulares circunstancias que no vamos aquí a considerar, ya que eso es motivo de
trabajo bien distinto. Solo dejaremos constancia de que, para unos, Aztlán debería
encontrarse en las llanuras que en el norte de México eran recorridas entonces por los
nómadas; mas o menos en cercanía con Mesoamérica o tan lejos como el territorio de
Nuevo México o los territorios californianos. Algunos otros se inclinaron a pensar que
Aztlán podría ser localizado hacia el noreste de Mesoamérica, en la región huasteca.
Otros pensaron en una localización occidental, hacia la costa de Nayarit.
Relacionado con la localización de este lugar en
alguna de esas zonas, se presenta el problema del status cultural que los mexicas tuvieron
durante la época en que eran migrantes, ya que, si procedían de provincias norteñas,
fuera del área mesoamericana, debieron ser entonces chichimecas, es decir, nómadas
cazadores y recolectores, con cultura similar a la de los grupos que habitaron el norte y
noroeste de México y el suroeste de los Estados Unidos; o si Aztlán estuvo dentro del
territorio de los sedentarios, y en ese caso serían un grupo con cultura mesoamericana.
Según unas fuentes, por ejemplo los Anales de Tlatelolco
y los códices Telleriano Remensis y Vaticano A o Vaticano-Ríos, los mexicas
eran nómadas y así aparecen en sus paginas. Vestían pieles, usaban el arco y la flecha
y se dedicaban a la caza para su subsistencia. Si estas fuentes tienen razón, bueno seria
recordar su lejana procedencia. Según otras fuentes, como, por ejemplo, todas las que
están enlazadas por nexos historiográficos comunes: el Códice Ramírez, la obra
de fray Diego Duran, la de Tezozómoc, la de Acosta, esta ultima en lo que se refiere a
México, los mexicas eran, como podríamos decir hoy día, verdaderos mesoamericanos, es
decir, desde su origen, un grupo completamente aculturado. En tal caso, Aztlán no podría
localizarse muy al norte, sino más cercanamente al centro del país. No solo la
localización del lugar de partida es un problema no resuelto, sino también lo es la
reconstrucción geográfica de la primera parte de la migración, pues existen muchas
dificultades para identificar los lugares por donde pasaron los mexicas, entre Aztlán y
Tula, debido a diversas circunstancias relacionadas con la información recogida por las
fuentes históricas que se ocupan de este evento. Nos referimos a dos de esas
circunstancias, que desde la época prehispánica se han reflejado significativamente en
el desconocimiento de esta parte de la migración y en las dificultades para una correcta
apreciación. La primera, que es la más directa, esta contenida en una tradición que, al
respecto, el dominico Diego Duran recogiera en el siglo XVI. Dice el cronista que
en la época en que Motecuhzoma llhuicamina gobernaba a lo s mexicas en Tenochtitlan y
estos se encontraban gozando de cierto esplendor material, quiso hacer participe de este
bienestar a los descendientes de sus antepasados que habían quedado en la patria
original. Entonces mandó llamar a sus sabios, a sus tlamatinime, para que reconstruyeran
la ruta por donde habían venido los ancestros, a fin de trasladarse por ella hacia
Aztlán, llevando "presentes" a sus lejanos parientes. Los tlamatinime
obedecieron la orden y fueron paso a paso y lugar por lugar, siguiendo la ruta hasta Tula.
Mas adelante solo pudieron llegar a otros dos lugares del recorrido. Sin embargo, como el
conocimiento del pasado en el México prehispánico, basado en una acendrada conciencia
histórica, era motivo de prestigio para el grupo y principalmente para los dirigentes, se
decidió seguir con la reconstrucción de la ruta, aunque por medio de artes mágicas.
Para ello se convirtieron en nahuales o hechiceros y, volando, llegaron hasta la
patria original, en donde encontraron a Coatlicue, la madre de Huitzilopochtli, y a varios
de sus sacerdotes. Con ellos se entrevistaron, les informaron de cómo vivían los mexicas
de Mexico-Tenochtitlan y les entregaron los regalos.
Esto significa que los mismos mexicas, los
que recogieron y transmitieron el registro histórico de la peregrinación, no sabían ya
en el siglo XV la situación de Aztlán y el recorrido efectuado por sus antepasados del
siglo XII, hasta que llegaron a las cercanías de Tula. De esta manera se cierne la duda
sobre la verosimilitud de la información que fue trasmitida a la posteridad sobre esta
parte de la ruta, pues es obvio que procede de una posterior reconstrucción. Hay otro
hecho que también puede despertar alguna duda sobre las informaciones de los cronistas.
Tuvo lugar cuando terminó la guerra de los mexicas contra los tepanecas: aquéllos
quemaron la biblioteca de Azcapotzalco por órdenes de Itzcóatl. Allí se guardaban los
códices que registraban la historia del centro de México, y los mexicas aparecían en
ellos como un pueblo sin fama ni gloria. Para evitar que esa historia fuese conocida por
el pueblo, fue destruida y se confeccionó otra, que, según los mexicas, era la
verdadera. Es probable que en la historia destruida estuviera encerrada la tradición
exacta de la migración.
Los problemas aquí señalados y otros
asimismo relacionados con este tema, si bien han dificultado el conocimiento de esta etapa
de la historia azteca, su elucidación si ha sido suficientemente interesante. Mediante
ella se ha reconstruido la ruta con base en los registros posteriores; pero, aun más, se
han podido aclarar otras muchas de sus particularidades, considerando y analizando otras
informaciones que antes se tenían solo como complementarias. Así, en la actualidad,
conocemos la peregrinación no sólo como un relato escueto de lugares recorridos y su
respectiva cronología, sino que se ha podido hacer la identificación de lugares que
faltaban, se han establecido plausibles hipótesis sobre la localización de otros,
especialmente Aztlán, se pueden discernir varios acontecimientos históricos de esa
época, antes inasequibles y míticos, y se ha realizado la descripción de los rasgos y
patrones que conformaban la cultura que entonces tenían los aztecas, así como su
identificación como mesoamérica. De la ruta, hechos históricos y cultura de los
peregrinantes aztecas, así como de otros pormenores, nos ocuparemos enseguida.
Fundación de Mexico-Tenochtitlan
Continuaron viviendo en Culhuacán hasta que
surgió un conflicto con los colhuas, por lo que fueron expulsados de ese señorío en
forma violenta. Salieron precipitadamente del lugar, internándose en los pantanos y entre
los tulares de la laguna central, llamada entonces Metztliapan. Según el Códice de
Azcatitlan, los mexicas tuvieron que valerse de sus escudos para pasar por las aguas,
y amarrándolos a sus lanzas les sirvieron de balsas para transportar a las mujeres y a
los niños. Continuaron la marcha entre islotes, pantanos y tulares, por varios lugares
que aún conservan el mismo nombre: Mexicalzingo, Iztacalco y Temazcaltidan, donde una de
sus mujeres dio a luz una criatura, por lo cual lo llamaron Mixiuhcan, "el lugar del
alumbramiento". Desde allí llegaron al sitio donde, según la leyenda, encontraron
la señal para asentarse: un águila reposando sobre un nopal y desgarrando una serpiente.
La misma Crónica Mexicáyotl habla bellamente del acontecimiento:
allá donde se yergue el nopal.
Cerca de las piedras vieron con alegría
como se erguía una águila sobre aquel nopal.
Allí estaba comiendo algo,
lo desgarraba al comer.
Cuando el águila vio a los aztecas,
inclinó su cabeza.
Desde lejos estuvieron mirando al águila,
su nido de variadas plumas preciosas
Plumas de pájaro azul,
plumas de pájaro rojo,
todas plumas preciosas,
también estaban esparcidas allí
cabezas de diversos pájaros,
garras y huesos de pájaros.
inclinó su cabeza.
Desde lejos estuvieron mirando al águila,
su nido de variadas plumas preciosas
Plumas de pájaro azul,
plumas de pájaro rojo,
todas plumas preciosas,
también estaban esparcidas allí
cabezas de diversos pájaros,
garras y huesos de pájaros.
En este lugar decidieron establecerse y fundaron
la ciudad a la que nombraron Mexico-Tenochtitlan. El enclave de la señal ha sido
localizado por Alfonso Caso en la actual plaza de San Pablo, lugar que quedaría después
al sureste de la antigua dudad. Con ese capital acontecimiento llegó a su fin el
peregrinar de los mexicas. Encontraron un lugar conveniente, protegido y por entonces sin
problema de ocupación sobre el islote de la laguna de Metztliapan, "el canal de la
Luna ".
Paralelamente a lo visto, las fuentes escritas
nos proporcionan copiosa información sobre la cultura de los mexicas en aquella época de
migrantes. En ellas se relata ampliamente cómo eran entonces los aztecas, que hacían y
cómo vivían en el tiempo en que peregrinaban.
________________Lengua_______________
Hablaban náhuatl desde hacía bastante tiempo,
pues no hay ninguna evidencia de que hubieran hablado otra lengua con anterioridad y ni
siquiera de que viajaran con ellos hablantes distintos. Impusieron topónimos náhuatl en
algunos enclaves ocupados; así lo afirma un texto. Se llamaban ellos mismos aztecas,
mexitin, mexica, chicomoztoque, teochichimeca o atlacachichimeca, todos gentilicios en
náhuatl.
_______________Ciclo
Enonómico_______________
La producción de sus alimentos dependía de
cuatro formas para obtenerlos: la pesca, la caza, la recolección y el cultivo. En Aztlán
pescaban, cazaban y recolectaban especies lacustres, ya que entonces eran los
atlacachichimecas "los cazadores con átlatl" (lanzadera), de las riberas de un
lago.
Desde su salida tuvieron que depender mas de la
cacería de conejos, liebres, venados, pájaros, culebras y otros animales. Recolectaron
también una especie de berro al que eran muy afectos.
Cuando arribaban a lugares fértiles en donde
paraban algún tiempo, sembraban, de riego y de temporal, principalmente maíz y además
frijol, chile, tomates, calabaza, así como también bledos y chía. Es decir, los
cultivos que formaban el complejo alimenticio mesoamericano. Otro de sus aprovechamientos
era el de las plumas finas de ave. Estas, junto con los productos de la pesca y el
cultivo, los tributaban a sus señores en Aztlán. Ya desde entonces eran tributarios.
_______________Tecnología______________
En el campo de la técnica es donde encontramos
los datos más sorprendentes. Desde Aztlán construían "camellones" o
terraplenes para el cultivo. Empleaban sistemas de riego y en las zonas lacustres
construyeron chinampas o terraplenes para cultivo de ciénaga, en el interior de los
lagos. Realizaron obras hidráulicas, como la presa construida en Coatepec. Allí, una vez
logrado el embalse, aclimataron plantas y animales lacustres para poder vivir. Tan buenos
resultados lograron que hasta hubo intentos de no seguir adelante, en acuerdo con las
órdenes de los sacerdotes conductores de la migración. Levantaban templos en todo lugar
donde se asentaban, aun en Aztlán, con anexos como el tzompantli y el
sacrificadero. Construyeron asimismo juegos de pelota y albarradas para la defensa, con
murallas concéntricas "basta de un estado de alto" y patios interiores. Muchas
de sus obras eran de piedra labrada. También construyeron temazcales, es decir,
baños de vapor. Como armas usaban originalmente el átlatl, - típico lanzadardos
mesoamericano, que después sustituyeron por el arco y las flechas, una vez internados en
territorios de cacería. Para la defensa usaban, además, la rodela o chimalli. Para
el transporte en lugares lacustres usaron la canoa y las andas para conducir los arreos y
a su dios.
_______________Indumentaria______________
Vestían braguero, sayas de fibras tejidas y de
cuero y sandalias de los mismos materiales. Usaban orejeras, brea en las orejas y pintura
facial; como adornos, plumajes, insignias, banderas y moños de papel.
_______________Organización
Social_________________
La unidad básica de organización social era
el calpulli Era una especie de dan compuesto por varias familias nucleares, en
donde el lazo familiar era él vinculo predominante. Todos los problemas se resolvían
mediante el esfuerzo colectivo de los componentes de cada una de esas unidades de típica
caracterización tribal. Cuando salieron de Aztlán los aztecas eran un grupo organizado
en siete calpulli, cada uno con su dios particular, predominando como el principal
Huitzilopochtli, el dios del calpulli de los huitznahuaque. Los nombres de los calpulli
nos dicen mucho respecto a la composición étnica de la tribu azteca que peregrinaba:
huitznahuaque - quiere decir surianos; el de Yopico era el de los yopis, individuos a
quienes se les conoce como pobladores de la costa de Guerrero y adoradores de Xippe
Tlacochcalcas, tlacatecpanecas, izquitecas y cihuatepanecas, son todos nombres de grupos
conocidos en la historia mesoamericana y que en ella jugaron papeles mas o menos
importantes. El de los chalmecas es el nombre de un grupo olmeca, de los tardíos, y se
menciona como dios de uno de los calpulli a Cintéotl, deidad, entre varias mas,
del maíz. Los calpulli aumentaron en numero a medida que el tiempo transcurría;
cuando se asentaron en Coatepec su numero era de quince. Al establecerse en Tenochtitlan
sumaban veinte.
Tenían una división social del trabajo. Los
hombres y jóvenes cazaban, pescaban, cultivaban y cosechaban. Las mujeres hacían labores
complementarias y cargaban la impedimenta. Se menciona a una mujer como uno de los cuatro
conductores del grupo. A los viejos y a los enfermos los dejaban en el camino provistos y
protegidos cuando ya no podían caminar.
_______________Gobierno______________
Parece que eran los calpulli los que desde
Aztlán tenían participación activa en las decisiones. Al menos asa lo dejan entrever
las fuentes con mención continua de ellos, insistiendo de ese modo en la importancia que
tenían esos grupos dentro de la tribu. Cada calpulli era dirigido por un caudillo.
Esos caudillos coexistían con cuatro funcionarios: los teomamaque, quienes,
sacerdotes cargadores del dios, "interpretaban" sus mandatos y formaban un grupo
sacerdotal gobernante, sobrepuesto al sistema simple de control tribal. Así aparecen los
mandatarios de la primera etapa de la migración, que eran los conductores de la tribu.
Después de su estancia en Coatepec, se habla de dos "sumos" sacerdotes, teomamaque
según algunas fuentes; tres capitanes, según otras, superpuestos a los caudillos y a
los teomamaque comunes y corrientes. Parece que se trata de sacerdotes distinguidos
por sus servicios militares, por lo que unieron al liderato religioso el liderato militar.
Eso parecen ser entre otros, Huitzilíhuitl y Tenoch, que eran sus principales conductores
en Chapultepec y Culhuacán, respectivamente. Ellos, y otros mas que se mencionan, eran
también "incensadores y ministros de los templos".
________________Religión_________________
Aunque una fuente nos informa que en su tierra
original sólo reverenciaban al sol y a la luna, cosa que hacían sin ofrecerles
sacrificios, todas las demás coinciden en mencionar deidades, ritos, sacerdocio, ofrendas
y penitencias.
El dios principal y numen titular era
Huitzilopochtli. En su nombre se hacía y ordenaba todo lo conducente. Lo representaban
formalmente por medio de esculturas de piedra o de cana de maíz.
Era él dio s de lo s huitznahuaque , los
surianos, aunque todos - los demás calpulli lo reconocían como principal y lo
denominaban asimismo Huitzilopochtli-Quetzalcóatl-Tlaloteuctli. Llevaba un nombre
calendárico de Ome Técpatl y en su indumentaria portaba moños de papel azul goteados de
hule derretido. A el se le sacrificaban incluso niños. Estos dos últimos rasgos lo
pueden identificar como un tlaloque (sacerdote del mesoamericano dios de la lluvia,
Tlaloc). Parece que Huitzilopochtli no siempre había sido su dios, sino que su más
antigua deidad era el llamado Tlacatecólotl Tetzáhuitl Yaotequihua, dios de los
presagios y señor de la guerra", al que representaban con un ídolo y que tenía un
sacerdote llamado Huitziltzin, que fue el primer conductor de la tribu y el primer
cargador del dios que, a su vez, seria deificado al morir.
Se mencionan además otros dioses tutelares del
resto de los calpulli, tales como Xochiquetzal, Tezcatlipoca y Mictlantecuhtli.
Aunque no se menciona a Xippe Tótec, hacían el típico sacrificio de su ritual: el
tlacaxipehualiztli o "desollamiento de hombres ". De Yopico debió de ser la
gente tutelada por ese dios. En Coatepec aparece Coatlicue y, ya antes, la señora
Malinalxóchitl. Adoraban las efigies de sus dioses, les erigían templos, ayunaban y
hacían ofrendas de acxóyatl -ramas y hojas de abeto y copal, y sacrificios
humanos y autosacrificios en su honor. Regia la vida de los migrantes la voluntad a
través de los sacerdotes que interpretaban los designios divinos, que conocían por las
teofanías de Huitzilopochtli. Las festividades religiosas eran celebradas con cantos y
danzas y practicaban el evento ritual del juego de pelota.
Situación política en el valle de
México
Para valorar lo que significó el asentamiento
definitivo del pueblo de Huitzilopochtli en el islote de Tenochtitlan, es necesario
recordar cuales eran entonces los distintos grados de poder y desarrollo cultural de los
señoríos y reinos que, de tiempos atrás, florecían ya en las riberas de los lagos y en
las regiones vecinas. Tres eran b8 reinos, Azcapotzalco, Culhuacán y Coatlichan, que
sobresalían por encima de los otros señoríos, relativamente numerosos.
El reino de Azcapotzalco, situado al
noroeste de Tenochtitlan, fue gobernado por el señor de estirpe tecpaneca Acolnahuacatzin
(1304-1363). Había éste iniciado el periodo de expansión de su remo y en sus dominios
se incluían buena parte de los lagos con los islotes de Tenochtitlan y Tlatelolco. Los
tecpanecas do Azcapotzalco, al tiempo del asentamiento de los mexicas, habían demostrado
una gran capacidad de organización política, militar y económica. Ello iba a
permitirles alcanzar muy pronto la hegemonía entre los pobladores del Altiplano central.
Y justamente en sus afanes de dominación no les tocó desempeñar un papel nada
secundario a los mexicas que, como tributarios de Azcapotzalco, tuvieron que participar en
muchas de sus empresas bélicas y de otra índole. Al sur de los dominios de Azcapotzalco,
en un territorio bien conocido por los mexicas, ya que en é1 habían vivido hasta su
establecimiento en Tenochtitlan, continuaba existiendo el antiguo reino de Culhuacán. Sus
gobernantes, de noble origen tolteca, habían hecho posible la preservación de la
herencia cultural proveniente de Tula. El señor Coxcoxtli, huey tiatoani o jefe
supremo de Culhuacán, había tenido una amarga experiencia con los mexicas, que entre
otras cosas, durante su estancia en Tizapán, habían sacrificado a una hija suya. Tal
hecho, según algunos testimonios que se conservan, fue la gota de agua que colmó la
tolerancia culhuacana y obligó a los mexicas a dar el paso decisivo hacia el lago y pasar
al islote de Tenochtitlan. Mas, a pesar de la antipatía por algún tiempo existente entre
culhuacamos y mextcas, hubo también, desde los días en que estos últimos vivían en las
cercanías de Culhuacán, algunas formas espontaneas de acercamiento y vinculación,
concretadas en los matrimonios que, violando prohibiciones, existían entre mexicas y
mujeres culhuacanas. Esto tuvo mas tarde significativas consecuencias. Cuando el reino de
Culhuacán, cuya decadencia iba en aumento, fue a la postre conquistado, brotó en los
mexicas la idea de que eran ellos precisamente los legítimos herederos de su realidad
política y su cultura, derivadas ambas del antiguo imperio tolteca. Coatlichan era el
tercero de los reinos con particular significación en este momento en el valle de
México. Situado en las riberas orientales del lago de Tetzcoco, allí había gobernado un
nieto del gran chichimeca Xólolt el señor Huetzin. Gracias a un hijo de éste,
Acolmiztli Huitzilihuitl, Coatlichan se encontraba, aunque en menor grado que
Azcapotzalco, en el umbral de un periodo de expansión; El señorío de Tetzcoco, su
vecino norteño, gobernado por Quinatzin, otro descendiente de Xólotl, era entonces
tributario sumiso de los señores de Coatlichan.
Algunas décadas mas tarde, el precario
equilibrio de fuerzas, motivado de algún modo por la existencia de los tres reinos
–alguna vez aliados Azcapotzalco, Culhuacán y Coatlichan, se rompió de forma
violenta. Primero tuvieron lugar las luchas entre Azcapotzalco y Culhuacán, en las cuales
se produjo la derrota de este ultimo. Mas tarde vino el debilitamiento de Coatlichan,
atacado por sus vecinos, Tetzcoco y Huexotla, apoyados por Azcapotzalco. En un lapso
relativamente breve hubo profundas alteraciones en la situación política que había
prevalecido en el valle de México. En los cambios, muchas veces sangrientos,
desempeñaron los mexicas un papel de gran importancia.
Dado que, desde su establecimiento en
Tenochtitlan, vivían como tributarios de Azcapotzalco, su actuación a lo largo de casi
un siglo fue la de aliados forzados o, si se quiere, de proveedores de tropas mercenarias,
que debían prestar apoyo a los tecpanecas en sus empresas de conquista. Puede anticiparse
que la relación de dependencia con Azcapotzalco sirvió a los mexicas para adiestrarse en
el oficio de la guerra y tomar conciencia de su capacidad y valor extraordinarios en los
combates.
Además de los tres importantes reinos de
Azcapotzalco, Culhuacán y Coatlichan, hubo también señorios menores con los que, en
diversas ocasiones, tuvieron también que entrar en contacto los mexicas. Los principales
fueron: Tenayuca y Xaltocan, al norte, que habrían de sucumbir un día ante la fuerza de
Azcapotzalco. Chimalhuacán-Atenco, Chalco y Amaquemecan, al sureste, en donde asimismo
subsistían elementos culturales toltecas y de procedencia olmeca tardía, en fusión con
los rasgos propios de los chichimecas. Otros estados, que serían también víctimas de la
penetración tecpaneca y de sus obligados aliados los mexicas, eran Xochimilco, Mizquic,
Cuitlahuac y, bastante mas al sur, el señorío tlahuica de Cuauhnáhuac.
Al otro lado de los volcanes, ejercía su
influencia el centro de antigua raíz cultural, Cholula, y comenzaban ya a florecer las
cuatro cabeceras tlaxcaltecas, al igual que Huexotzinco. Todos estos señoríos, al pasar
el tiempo, tendrían que ver, de un modo o de otro, con la nación mexica, que entonces
apenas había tomado contacto con el lugar que le tenia predestinado su dios patrono
Huitzilopochtli.
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